Cuando
dos personas completamente diferentes se unen, solo hay dos finales posibles: o
funciona o no. No hay tantas vueltas para dar, solo la verdad. Cuando vi esta
imagen, lo que pensé es en la cantidad de historia que resume. En la cantidad
de parejas que vivieron sus diferencias a tope y no supieron sobrellevar la
relación, o las que sí lo supieron. Por la posición de las manos, me da a
entender que, a pesar de ser variadamente opuestos, intentan comprender la
complejidad de sus mentes, sin cambiarlas, sin ordenarlas. Los dibujos de fondo
recapitulan las experiencias de sus vidas: los detalles, las pequeñas cosas, lo
que parecía no importar. Las entradas para el cine, las lágrimas de felicidad,
las copas de vino, las risas, las horas… Porque de eso se trata, de rescatar
las similitudes y lo compartido. De ver más allá que discusiones
temperamentales, de sacarle provecho a las personalidades enfrentadas.
De
amarse, aunque no se comprendan.