16 jun 2015

Ni la primera ni la segunda

No fui la primera en su vida. No fui la primera en absolutamente nada. Ya se había enamorado antes. Ya había llorado extrañando a alguien, ya había cantado canciones románticas a todo pulmón. Ya se había embriagado pensando en otra persona.
No llegué a tiempo para ver su primera sonrisa enamorada. No estuve cuando pronunció por primera vez un “te quiero”. No fui la primera en su vida.

Tengo muchas preguntas para él. A veces quisiera simplemente hacerlas y escuchar lo que dice, otras veces no deseo escuchar la respuesta a ellas. Él tampoco fue el primer chico a quien extrañé; sin embargo, sí sé que es el primero a quien quiero de este modo, con esta intensidad. No encuentro manera de explicar cómo es que pasó esto. Lo único que puedo decir es que él ha creado un mundo totalmente distinto al cual ya estoy acostumbrada. Quizá caiga en lo cliché al hablar así, pero es que el tan solo imaginarlo junto a mí hace que mi corazón dé un brinco, que mi piel se erice, que una sonrisa de medio lado se dibuje en mi rostro.

A veces me tortura el pensamiento, imaginando e inventando recuerdos que yo no he vivido, y es en esos momentos cuando más necesito de él, su comprensión, su amor, su ternura, su cariño. Y es que nada iguala la sensación que me causa cuando me toma de la mano y, mirándome a los ojos, me dice esas cosas que solo suenan bien cuando salen de sus labios.
Hay muchas ocasiones en las que quiero decirle algo, o quizá todo. Confesarle absolutamente todos mis miedos, mis inseguridades. Pero es difícil, por eso elijo el disimulo y la indiferencia. Estos estarán mejor en mi mente, donde nadie pueda escucharlos. Es que luego me besa y se me olvida hasta el nombre.


No. No fui la primera en su vida. Pero eso no importa.